Durante los días 1 y 2 de noviembre se celebran los días de muertos en México. Por lo general cada uno de nosotros recordamos a los muchos otros que no estan más aquí. Algunos en casa, otros espiritualmente y otros viajando a sus tierras natales para visitar a familiares y presentar sus respetos en persona a las personas queridas que ya no estan en este plano existencial.
Por lo general, suelen ser días de descanso para la mayoría de estudiantes y algunos trabajadores. Si a esto aunamos el fin de semana, tendremos como resultado un puente de hasta 4 días. Pretexto excelente para salir a unas mini-vacaciones.
Para aquellos que no pudimos salir, tuvimos unos días agradables, aunque un poco fríos. Sin embargo, lo que más me agradó de esos días fue de poder disfrutar de las vistas de la cuenca (porque es una cuenca y no un valle) de México. Recuperar aunque sea por breves momentos las preciosas vistas de los volcanes Popocatepetl e Iztlaccihuatl, y también del Ajusco. La vista lleva una ambivalencia: poder ver la belleza oculta de este lugar y denotar el grado de degradación del aire que tenemos aquí.
Es triste ver hoy, una vez más ese cielo gris e impersonal que oculta la gran personalidad de los grandes colosos que estan ahí. Ocultos, pero que siguen ahí. Y del cielo nocturno ni hablar... es una terrible tragedia haber perdido la capacidad de ver el cielo plagado de estrellas.
Espero que para el próximo año no tengamos que agregar a nuestros altares de muertos a muchas de esas pequeñas pero valiosas cosas que nos hacen sentir vivos. Aunque sea por un momento.
Por lo general, suelen ser días de descanso para la mayoría de estudiantes y algunos trabajadores. Si a esto aunamos el fin de semana, tendremos como resultado un puente de hasta 4 días. Pretexto excelente para salir a unas mini-vacaciones.
Para aquellos que no pudimos salir, tuvimos unos días agradables, aunque un poco fríos. Sin embargo, lo que más me agradó de esos días fue de poder disfrutar de las vistas de la cuenca (porque es una cuenca y no un valle) de México. Recuperar aunque sea por breves momentos las preciosas vistas de los volcanes Popocatepetl e Iztlaccihuatl, y también del Ajusco. La vista lleva una ambivalencia: poder ver la belleza oculta de este lugar y denotar el grado de degradación del aire que tenemos aquí.
Es triste ver hoy, una vez más ese cielo gris e impersonal que oculta la gran personalidad de los grandes colosos que estan ahí. Ocultos, pero que siguen ahí. Y del cielo nocturno ni hablar... es una terrible tragedia haber perdido la capacidad de ver el cielo plagado de estrellas.
Espero que para el próximo año no tengamos que agregar a nuestros altares de muertos a muchas de esas pequeñas pero valiosas cosas que nos hacen sentir vivos. Aunque sea por un momento.
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